domingo, marzo 26, 2006

estudiante

Él es del Barco. Capitán, buen músico y gran amigo. Vino desde el poblado y me descubrió otro barrio de la ciudad. Un barrio que esconde otros secretos y en el que uno parece no estar en la Istanbul de más de doce millones de habitantes. Esta muy lejos pero la excursión valió la pena.
Cerca de una mequita, enfrente de una chabola con huerto se encontraba la fábrica. Era una pequeña casa de piedra, con cuatro ventanitas, puerta y tejado a dos aguas. El letrero de fondo azul y letras doradas se veía desde lejos y emocionó a mi amigo. Y es que allí se hacen los mejores platos de batería según él. Dentro hacía mucho calor. Unos hombres trabajaban frente al fuego de tono amarillento. El humo era intenso y salía por el techo. Habían quitado algunas planchas de uralita y la estructura de madera del tejado estaba a la vista. Por allí también se colaban los rayos de sol. Muy diagonales a aquella hora del día. Estaban empezando el proceso de fabricación. Fundiendo acero y aleaciones. Fórmula secreta. Todo lo hacían aquellos hombres, entre los que se encontraba uno de los dueños. A algunos solo se les veían los brillantes ojos y parte de las cejas. Iban con ropas sucias y oscuras. Sus manos al quitarse los guantes eran color carbón. Fuimos a una habitación apartada de la fábrica. Como una oficina, pero con una batería. Allí probó los platos y eligió. Hubo regateo y al final buen descuento.
Dejaron los moldes preparados para el día siguiente. Había trozos de platos fallidos para reciclar esparcidos por el suelo. Una máquina para hacer relieves desgastada y grasienta. Todo era muy humilde pero se apreciaba la paciencia y delicadeza con la que allí se trabajaba. Parece increíble que estos platos turcos totalmente artesanales triunfen tanto. Su sonido viaja de escenario a escenario por todo el mundo. Mientras que algunos de los que los fabrican ni siquiera han salido de Istanbul. Estoy seguro que la próxima vez que él vaya a la fábrica ya no será como estudiante.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

me gusta mucho como escribes,leerte provoca unas ganas enormes de conocer esa ciudad, hay lugares magicos,ese debe de ser uno y describes muy bien a tu amigo Javi el estudiante de bateria un saludo desde un mediterraneo hoy nublado

12:14 p. m.  

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