jueves, enero 26, 2006

copo

El terrón de azúcar se va disolviendo en el té. Al remover con la cucharita he vuelto a ver la nieve que todavía cae ahí fuera. Hoy ya sin tanto viento, se puede ver como los copos quedan suspendidos momentáneamente en el aire. Hasta que vuelve el viento, o estos deciden dejarse caer sin miedo a derretirse.
Cuando lees una buena novela, realmente te metes en la historia e imaginas sus personajes y situaciones. Estos días estoy leyendo para no desentonar Kar (Nieve) de Orhan Pamuk. Es una novela preciosa y muy bien ambientada. Al mirar por la ventana de mi habitación o al irme a dormir yo también creo estar en esa ciudad de la Turquía oriental (Kars), viendo nevar e investigando sobre los suicidios de unas jóvenes “empañoladas”. Os la recomiendo a tod@s.
En la terraza del piso ahora mismo hay prácticamente medio metro de blanca e intacta nieve. Al mirarla dan ganas de tirarse sobre ella. Esto no para y da pereza salir. Así que seguiré con el té, la novela y mirando por la ventana ese momento de incertidumbre de los copos, bajo el silencio de la nevada.